Ya en 1982 hubo algunos afortunados lectores hispanos que averiguaron las ventajas e inconvenientes de acostarse con la Reina. Revelación que les condujo a darse de bruces con el indómito punto de vista de Roland Topor, compañero de Arrabal y Jodorowski en aquella aventura de filiación surrealista -pero no sólo- que se llam ó Grupo Pánico. Prepárense a sumergirse en una treintena de relatos breves -de pocas l