Álvaro Delgado (Madrid, 1922) es un pintor que ha experimentado todos los resortes de la expresión. Y lo ha hecho manteniendo siempre un diálogo íntimo y directo con todos los registros expresivos de la forma, del trazo, de la línea y el color. Esta síntesis, siempre difícil y compleja, entre el dibujo y el color, ha sido el fundamento en que se asienta la pintura versátil, ágil y siempre renovada de Álvaro Delgado: las construcciones expresivas de sus paisajes y bodegones, la palpitante y conmovida psicología de sus retratos y la soledad ensimismada de sus composiciones gestuales o de sus fugaces imágenes eróticas.