Las páginas que siguen no pretenden caer en los extremos del denuestro (que sigue siendo habitual) ni de una especie de neohagiografía. De ellas no sale un Carlos bueno ni malo, sino el que se descubre del estudio de fuentes contrastadas, de documentacion directa y personal, de materiales proporcionados por ataques, defensa s y por las monografias con rigor historico. El lector podrá constatar limitaciones, v