Esta obra es el segundo volumen de la trilogía de Héctor Hernández Montecinos, La Divina Revelación, que comenzó con la publicación de [guión] (LOM, 2008), el cual suscitó una sugerente, polémica y contradictoria recepción crítica. Desde cierta paradoja, estas dos partes de la trilogía han sido un extraño guión en la película de la poesía chilena y un nuevo estado de coma para un género literario que hoy en Latinoamérica vive su mayor momento de catástrofe, pero que significa al mismo tiempo su mayor estado de lucidez.