La Voluntad de Dios se extiende al nivel de creación del Alma del hombre en términos del nivel espiritual. Es decir, es posible acercarse específicamente a la estructura del Alma a través de la voluntad, y en general, e incluso al mecanismo de la creación del Alma. Resulta que es suficiente para nosotros extender el principio de universalidad, por ejemplo, al nivel del Alma, y comenzamos a entender, que la voluntad del hombre no siempre es una alta concentración de energía, o acción, por ejemplo. Y que la concentración de control, donde la acción es más bien simple, no está relacionada con la tensión de una persona, por ejemplo, que no existe una onda de tensión, precisamente de la onda que va al hombre, cuando se cree que una persona tiene una fuerte voluntad.