«Y Aquel que se sentaba en el trono dijo: Aquí me tenéis, yo convierto en nuevas todas las cosas». Así pues, Dios es Aquel que lo renueva todo siempre, porque Él es siempre nuevo: ¡Dios es joven! Viejos soñadores y jóvenes profetas son el camino de salvación de nuestra sociedad desarraigada y la clave para la revolución de la ternura a la que todos estamos llamados.
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