El primer poemario de Marcela Sepúlveda es un acontecimiento. Es la muestra de una dedicación atenta y total a la poesía. Lo firma una escritora que es una lectora. Lo firma una lectora que estudia los libros y, más que los libros, sus condiciones de posibilidad ontológicas, éticas, plásticas. Lo firma una lectora que tiene puesto el estetoscopio en la conexión y desconexión entre el yo y lo otro, o entre una y sí misma.