En una esquina, el hombre que había comprado un metro plegable midió el buzón y la sombra del buzón.A dos señoras iguales les dieron dos paquetes iguales, pero a cada una le entregaron el paquete de la otra.El perro, como un aprendiz de malabarista, empezó por arrojar, ideas al aire para abarajarlas y arrojarlas otra vez.Cosas que pasan, íay!, como si nada pasara, en los cuentos que aquí se cuentan.