(Leviatán) (2014), la película de Andréi Petróvich Zviáguintsev, comienza con un primer plano del esqueleto de un gigantesco cetáceo varado en la orilla del mar. El Estado reducido a su estructura ósea, que ya ni siquiera sirve para sostener sus más esenciales funciones; un Estado esquilmado primero por una dictadura y, posteriormente, por un neoliberalismo feroz y corrupto. Valga el pleonasmo. Esa poderosa imagen sirve también, me parece, para explicitar una de las tesis principales que subyacen en este libro: la teoría del Estado franquista, si se analiza con cierto detenimiento, pone de manifiesto sus nexos con el liberalismo, en concreto, con el liberalismo católico del XIX, que fagocita y adapta como mejor le conviene el concepto de Estado de derecho dejándolo en los huesos, y se autoproclama auténtico Estado de derecho; una línea de continuidad que ha sido poco tenida en cuenta o voluntariamente eludida. Estrategias similares, es decir, revisar y rediseñar conceptos ?esta es una de las ideas principales de Klaus Anderbrügge en su ya clásico libro Völkisches Rechtssdenken? fue también característica definitoria de los teóricos del nacionalsocialismo.