Malik. Pienso en él como si fuera un tótem que hubiera logrado mantener unida a una tribu, mientras buscaba adaptarse al departamento y soñaba con su viejo tipi en medio de la pradera. En las fotografías que nos tomamos después de que se fuera, todos parecemos un triste puñado de monedas lanzadas al aire, caídas en desorden, apartadas unas de las otras.