Contaba el filosofo Julian Marias que a sus diez años ya fantaseaba con el universo variopinto de la India. Cumplio con ese viejo sueño a los cuarenta y cinco, cuando en el verano de 1959 recorrio Mumbai, Bangalore, Mysore, Chennai, Calcuta, Delhi y Agra con ocasion de un congreso de Filosofia. India llevaba en ese momento poco mas de una decada de independencia, pero era ya el joven y anciano pais sobre el que muy pronto planearia una enorme masa de viajeros occidentales en busca de algunas de las preguntas y respuestas que ya anticipaba Marias.De su maestro Ortega y Gasset extrae la pasion por el mirar haciendo nuevo lo consabido, que es la esencia de las imagenes que configuran una idea de India: de su prodigioso cine, a sus ubicuas vacas; de sus muchedumbres urbanas al gentiode sus carreteras; la religion, la muerte y la vida y siempre la alteridad como circunstancia y confluencia de nuevos saberes. Entre los escasos testimonios españoles de la experiencia india, el de Marias, que recuperamos tras decadas de olvido, es de obligada lectura.