Es cierto que físicamente no estuve en el Calvario, el Viernes Santo, pero es verdad que yo estaba allí y que sigo estando ahí, sigo negándole. Y en concreto, en esta España nuestra del siglo XXI, seguimos quitándole, seguimos avergonzándonos de Él y borrándole de nuestra sociedad y ... ¡cuánto nos cuesta a veces confesarle! Y ¡cuánto nos cuesta dar la cara por Él... ¡Cuánto nos preocupa nuestra imagen, lo que piensen de nosotros, el concepto en que se nos tenga, la preocupación por no hacer el ridículo!...