Espergencia Porres se libró de todo lo que le estorbaba. Descubrió pronto que el único placer que vale la pena es el propio. No le gustan las limitaciones y no cree en los arrepentimientos, por eso busca la libertad en el cuerpo ajeno. Ahora se atreve a confesarlo todo con la única esperanza de que el recuerdo le enchine la piel y vuelva a sentir. Erasmo Irineo, un hombre aparentemente común, encuentra la felicidad a lado de Espergencia, pero pronto se dará cuenta de que amar a una mujer nunca es fácil y con ella descubrirá que el amor solo puede ser verdadero si se acompaña de soledades.