A ti me dirijo, ahora, dulcísima Señora y Madre mía. María bien sabes que, en ti, después de Jesús, he puesto toda mi esperanza, mi eterna salvación. Cuán grande eres María, mi confesora, mi madre, mi intercesora.
"La calidad el color de la pasta es excelente el material de las hojas el hecho que venga a colores , este libro es un tesoro , dudo mucho que todo aquel que lo lea no quede profundamente enamorado de la VIRGEN MARIA!"