La vida de Zilé Thorn se está cayendo a pedazos y su única forma de sobrellevar el dolor es destrozando a la única persona que lo había hecho sentir completo… Hasta ese fatídico accidente en un concurso de ballet cuando Rob Hilsen se equivocó en su melodía y le ocasionó el retiro perpetuo de las pistas. Su relación —una en la que no cabían las pesadillas— ahora se ha vuelto tormentosa volcada en ese precipicio de rencor, lágrimas y canciones rotas. Zilé no solo no podrá volver a bailar, sino tampoco volver a amar, pues lidiar con ese abismo le resulta abrumador y prefiere cobrar venganza rompiendo un corazón en todas sus formas posibles. Rob Hilsen no podrá volver a su mitad perdida, no hasta conseguir el perdón tan anhelado y esa pasión por el piano que los apartó, al parecer, para siempre —pero que en el fondo podrá unirlos de nuevo—. Lo que ninguno de los dos sabe es que no se han dicho un adiós definitivo, que en medio de sus desencuentros aún late el fuego necesario para volverlos a unir y sanar y que a veces el tiempo no perdona porque se puede perder para siempre, sin vuelta atrás. Entre veleros, profecías, una pintura imposible que augura el perdón y pianos malditos, ¿podrán encontrarse con más esperanza que rencor?