Narra de forma autobiográfica el peregrinar físico a la vez que itinerario espiritual para alcanzar el conocimiento de la oración interior continua de un peregrino anónimo o starets, a través de la Rusia del mediados del siglo XIX. Toma el camino a la oración interior como un método para acostumbrar al espíritu al recogimiento, y dar lugar a que se encienda en el espíritu la llama de la verdadera oración y del verdadero amor como camino hacia Dios.