Roma, diciembre de 1514. Unos días antes de Navidad, un joven decapitado aparece sobre la estatua de Marco Aurelio. Una inscripción hecha con sangre firma el crimen: “Eum qui peccat...” (“A quien peca...”). Poco tiempo después aparece un anciano en el Foro, desnudo, muerto y atado a una escalera. La columna de Trajano desvela su fúnebre secreto y el final de la frase: “...Deus castigat” (“...Dios castiga”).La sangrienta puesta en escena no ha hecho más que empezar... Leonardo da Vinci, que acaba de instalarse en el Vaticano, donde se dedica a sus trabajos de anatomía, pintura y óptica, se apasiona por el caso. ¿Cuál es el mensaje escondido en los lúgubres detalles que rodean a las víctimas? ¿Acaso se desafía al Papa y la cristiandad? Con la ayuda de Guido, un joven estudiante de medicina, el pintor intenta desenmascarar a un asesino que demuestra tanta inteligencia para alejar de él las sospechas como crueldad para ejecutar a sus víctimas. Un thriller maquiavélico que, desde los misterios de la biblioteca vaticana a los secretos de las ruinas antiguas, nos arrastra en un juego de pistas vibrante, inteligente y macabro.
"La verdad es un libro muy interesante. Tiene cosas como imágenes, poemas, etc. que brindan una mejor lectura y comprensión. Si tuviera que decir algo malo de ello, sería que el "villano" es medio soso y que aunque no me esperé para nada que fuera él, tampoco fue una revelación sorprendente; no parecía que el autor supiera a quién iba a poner de antagonista hasta último momento. Fuera de eso es un libro que te atrapa y te adentra en el mundo del misterio, asesinatos, arte y todo en la antigua Roma."