Reseña del libro "Lun yu Reflexiones y Enseñanzas"
A menudo comparado con Sócrates, Confucio (Maestro Kong) ha estado siempre presente a lo largo de dos mil quinientos años de historia en China, Japón, Corea y Vietnam. Unas veces divinizado, otras denostado como padre de la moral china conservadora y ortodoxa, lo cierto es que su pensamiento resultaba profundamente innovador en los siglos VI y V a.C. En una época de profunda decadencia feudal, Confucio tuvo la audacia de afirmar que los hombres eran, en esencia, iguales, que sólo los diferenciaba lo adquirido; y de propugnar un arte de vivir y de gobernar desprovisto de los prejuicios sociales imperantes, y exclusivamente basado en la humanidad y la sabiduría, en el desprecio hacia la competencia, en la tolerancia, la flexibilidad y el respeto, en el conocimiento del hombre y de la vía del cielo o del orden cósmico. Sus enseñanzas nunca fueron fijas ni incondicionales: dependían siempre de las circunstancias y de lo que más beneficiara a sus discípulos; todo lo contrario del dogma en que llegaría a convertirlas la ortodoxia de los letrados que llamamos confucionismo. Como Sócrates, el Maestro Kong no dejó nada escrito. El Lun Yu, que recoge aforismos, anécdotas, retazos de conversaciones y atisbos de descripciones, es el testimonio más fiable de su pensamiento y del de sus discípulos, la obra que mejor nos permite vislumbrar la personalidad y el pensamiento del sabio, despejados los espesos sedimentos con que la posteridad lo ha ido cargando.