Reseña del libro "¡Riámonos!: Demencia con dignidad"
Mi madre tuvo demencia durante siete años. Recuerdo que olvidaba comer o tomar sus medicinas, aunque pensara que ya lo había hecho. Perder a la madre que solía conocer fue muy duro. El recorrido de la pérdida de la memoria no fue fácil para ninguna de las dos. Fueron años difíciles. Mis historias personales están escritas en este libro para darle apoyo y ánimo al lector en su propio recorrido. Cuando entendí el significado de la demencia, tanto para mi madre como para mí, pude aceptar nuestras circunstancias. Supe que tendríamos altibajos. Así las cosas, una vez asumí la aceptación, pudimos tener de nuevo nuestra "vieja" relación. Esto quería decir que podíamos reír, y sí que nos reímos! Lo primero que debe recordar es que es usted quien tiene que adaptarse. Su ser querido ya no tiene la capacidad mental para razonar o tener lógica. Recuerde que ellos se están adaptando a la demencia. Sí, puede que sepan lo que usted está diciendo, pero ya no lo pueden digerir debido a la enfermedad. Está usted lidiando con el cuidado de su ser querido o llevándolo a un centro de vida asistida? Yo también pasé por eso. Mi madre fue enfática en no mudarse conmigo y mi esposo, así que respeté su deseo. Encontrar el centro de asistencia adecuado para ella fue definitivo y complicado. Probamos dos centros, y el segundo se convirtió en su hogar; así lo llamaba ella y así lo sentíamos ambas. Cuando salíamos de las citas doctoras, mamá solía decir: "Estoy lista para ir a casa." El ambiente de ese centro fue beneficioso para ella. Su personalidad volvió, y sí que nos reímos! Esto también redujo mis niveles de estrés porque mamá estaba feliz y yo lo sabía. Recuerde siempre que su ser querido está presente, que todavía está con usted y que tiene sentimientos, aunque a veces no pueda expresarlos. Estoy con usted en su recorrido. Quiero compartirle las historias de mi madre, con la esperanza de que le lleguen a su corazón y se pueda alegrar y reír, incluso durante los momentos difíciles. Recuerdo que, hasta en las épocas más complicadas, mi madre decía: "Riámonos!"
